El Blog de Mario SgromoCuando miro hacia atrás, a aquellos momentos en los cuales mi historia de vida comenzaba, las primeras imágenes que llegan a mi mente son las de mi familia. La calidez de mi madre, docente de profesión y el espíritu de compromiso de mi padre con sangre emprendedora; la amistad incondicional de mi hermano y las innumerables enseñanzas de mis abuelos. Nuestra humilde casa en la provincia de Buenos Aires, donde me crié rodeado de una riqueza mucho más valiosa que cualquier fortuna material. Donde el amor puro y la fuerza movilizadora de mi familia, donde la solidaridad y la resiliencia de nunca bajar los brazos me contuvo, apoyó y guió hacia la persona que soy hoy. Ya por entonces mi curiosidad desbordaba; quería saberlo todo, leerlo todo, experimentarlo todo: los avances modernos, el funcionamiento de las cosas, los comportamientos de las personas. No fue ninguna sorpresa cuando mis padres se dieron cuenta de mi naturaleza autodidacta ? Mario hacía preguntas, cuestionaba, exponía ideas. Mario quería hacer, aprender, armar y desarmar mas, que muchos otros niños de su edad. Tampoco será una sorpresa para ustedes saber que la educación formal ha sido, en general, un completo aburrimiento para mí. Terminados mis estudios secundarios, intenté varias veces comenzar una carrera universitaria. Y cada intento traía los mismos resultados: apatía. Mi perfil inquisidor no lograba coexistir con los diversos mandatos académicos. Sin embargo, pasado el tiempo, encontré ofertas educativas que se ajustaron más a mi estilo de apredizaje y me ayudaron a obtener diversas perspectivas de pensamiento. Gracias a la Universidad Torcuato Di Tella y ESADE Barcelona, -entre otras- pude formalizar mis aprendizajes y adquirir exposición a un conjunto humano diverso que me ha enriquecido profesional y personalmente. |
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